Mis niveles de creatividad estos días han sido básicamente nulos. Cero. Nada. Paparruchas. Éste cuento salió por culpa de una columna que leí sobre la epidemia de piojos en una escuela.
Basado en hechos reales, qué horror. Dicen que casi a todos los niños se les pegan los piojos al menos una vez, no sé qué tan cierto sea eso.